Para terminar un fin de semana citronero y futbolero, rescatamos esta vieja noticia que condensa este par de tópicos. Fue publicada en el número 26 de «Mundo Citroën», una revista que Citroën Argentina editó mayormente en la década de los años setenta con periodicidad «católica» (sale cuando Dios quiere…), y que por mucho tiempo estuvo bajo la batuta del periodista y por entonces funcionario de Citroën Argentina, Jorge Augé Bacqué. Sus simpatías con el equipo millonario explicarían la importancia dada a la noticia…

El 14 de agosto de 1975, el River dirigido por Angelito Labruna ponía fin a una larga sequía de 18 temporadas sin títulos para el club de la banda. Posteriormente, y a modo de festejo por el campeonato, los jugadores se subieron a algunos Citroën para dar la vuelta olímpica, tal como la nota titulada «El día que la gallina se volvió gallo» lo describe:

«Fueron 18 años de frustraciones, de arañar un campeonato que se mostraba esquivo. Finalmente, para satisfacción de riverplatences (ahora dicen que son la mitad más dos), el grito tantas veces ahogado en la garganta de miles y miles, pudo ser lanzado sin temores: ¡River campeón!

La celebración fue un hecho emocionante para el fanático de la banda roja e incluso para el que no lo fuera. Una cancha como El Monumental completamente llena como pocas veces se viera un estadio, fue el marco del cierre del Campeonato Metropolitano. Y ahí, en ese ambiente de apoteosis estuvo presente Citroën. Una caravana de vehículos Citroën organizada por el nuevo concesionario capitalino Brest Automotores S.A. dio la vuelta olímpica llevando a integrantes del equipo campeón y produjo una colorida suelta de globos».

Paradójicamente, la marca francesa eligió hasta hace unas pocas temporadas a Boca Juniors, las mangas de su camiseta y diversos sectores de La Bombonera, para estampar su nombre y logo en el fútbol doméstico.

Acuerdos por el estilo también mantenía con el Arsenal en Inglaterra, el Paris Saint Germain en Francia o el Celta de Vigo, en España. Esta última fue la colaboración más longeva del doble chevrón con un equipo de fútbol de las grandes ligas, debido a la intima relación económica y social con esta ciudad gallega, donde está instalada la planta más importante de la empresa fuera de Francia.

Por decisión de las altas esferas de la marca, en los últimos años las inversiones publicitarias ya no corren detrás de la pelota. Tampoco los campeones asoman sus cabezas por los techos de los 3 CV; ahora dan la vuelta olímpica saltando y cantando en la terraza de un vulgar ómnibus de doble piso.