Durante mis interminables diálogos con la tripa y recostado sobre una paciente y sufrida almohada, la cabeza decidió de una buena vez someterse al dictamen irrefutable de las entrañas que pedían a gritos volver al ruedo.
Con este gran experimento y en puntitas de pie, comenzamos a partir de ahora un nuevo camino.
En lo personal, extrañaba la catarsis de cada mañana: Esa saludable expulsión del material rumiado por las neuronas durante las horas transcurridas con la persiana baja.
Despertar, emprender el largo e incierto camino que termina con el mazazo de la ducha en la cara, el café, encender la máquina y al poco rato empezar a golpetear el teclado con esas imágenes que la memoria y el deseo lanzan sobre la senda peatonal, mientras detenido en el semáforo de la mañana miro como desfilan invitándome a ser elegidas.
Eso es lo que mas le faltaba a cada amanecer.
No se equivoquen: esto no es una página de autos clásicos. Es un espacio casi sagrado que utiliza la pasión como excusa para contar lo que nos pasa, lo que nos mueve y sobre todo es un lugar que se empeña en encontrar cómplices que sientan cosas parecidas: Dolores y alegrías semejantes a los que nos atraviesan cuando conectamos con la insalubre vocación de mirar el mundo como niños detrás de un enorme volante de madera.
Bienvenidos todos a vadeRetro.
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