Estilizados, crudos, nobles máquinas de competición que alguna vez corrieron en Brooklands o soñaron con pisar aquel legendario circuito. Landaulettes y phaetons que pasearon la elegancia de alguna señora francesa, o alguna querida italiana por el Bois de Boulogne un domingo por la mañana. Más de setenta modelos conforman la excelente muestra de automóviles históricos que presenta el Club de Automóviles Clásicos en la Exposición Confort II en terrenos de La Rural.
En Buenos Aires hay un solo lugar que por su ubicación geográfica, por sus instalaciones, por su tradición y su “clima”, resulta ideal para organizar cualquier clase de exposición: los predios de la Sociedad Rural en Palermo.
Una muestra que se arme allí —aunque sea de dudoso interés para la gran masa— se asegurará tácitamente, de antemano, la concurrencia de muchos miles de viandantes que, en última instancia, con el único fin de sobrellevar el ocio dominical, oblarán la correspondiente entrada a la feria.
Es fácil prever entonces lo que ocurre cuando La Rural aloja una exposición de gran interés para todos los niveles de público: las recaudaciones y la afluencia de señores, señoras y niños convertirán con precisión matemática elemental el éxito de la muestra. Eso fue lo que ocurrió en 1969 con la puesta en escena que llevó el nombre de Exposición del Confort Humano. Se registró un récord de visitantes y de venta de entradas. La gran mayoría llegó atraída por un galpón de importantes dimensiones que exhibía en su interior una satisfactoria cantidad de muy buenos automóviles antiguos y clásicos. La idea de mostrarlos allí resultó excelente y de esa forma el Club de Automóviles Clásicos de San Isidro reanudaba una costumbre que muchos años atrás estaba ligada a las obligaciones de la temporada porteña: el Salón del Automóvil.
Hubo un antecedente aislado (pasados aquellos años de preguerra) cuando, para los festejos del Sesquicentenario de la Independencia, se realizó en ese mismo lugar un fastuoso salón donde se lucieron los mejores autos extranjeros del año 60 y los nuevos modelos para el 61. La brillante posibilidad duró lo que el amor de una quinceañera. Porque después, por diez años, no hubo ninguna muestra de autos, hasta que el club de San Isidro decidió tener su pabellón en la Muestra del Confort.
Ante tal experiencia se adivinaba que la versión 1971 del Confort Humano o Confort II tendría nuevamente su pabellón del auto clásico. La repetición de aquel exitazo era una obligación para los propietarios reunidos en San Isidro y un negocio para los organizadores de la muestra.
El jueves 4 de noviembre para el presidente Lanusse y autoridades y el viernes 5 para el pueblo, la Exposición Confort II quedó inaugurada, para mantenerse en funcionamiento treinta días.
Esta vez todo —en cuanto a la muestra de autos— es mucho mejor. Los han puesto en el Pabellón Frers, es decir, la construcción más importante de La Rural, la que da a la avenida Santa Fe. Majestuoso (aunque sea en su aspecto externo), perfectamente adecuado a esta circunstancia, tremendamente victoriano, con sabor a capelinas, a dandies y a polainas, a Josephine Baker, Cotton Pickers, hombreras militares y al asombro que todavía era la aventura del automóvil. Todo mezclado en una recorrida que dura más de setenta automóviles inteligentemente dispuestos.
Pero así como aumentó el número, aumentó también la calidad. El asombro comienza antes de entrar por un Cadillac veterano en el más amplio sentido de la palabra. Muerto y convertido en una cosa oxidada, sin formas definidas por la acción del abandono y el tiempo, esperando el momento de su resurrección amenazante: “Este auto estará restaurado y en perfectas condiciones para la muestra de Confort III”, dice un cartel.
La recorrida por el interior termina con el asombro y despierta una admiración capaz de satisfacer al iniciado o al profano más exigente. No es exagerado afirmar así, analizando rápidamente, que nunca se vio nada parecido en nuestra ciudad. Jamás se juntó tal cantidad de coches europeos y americanos de todos los períodos clásicos (desde principios de siglo hasta la década del 50) tan perfectamente restaurados. Tres Bugatti, una cantidad de Rolls-Royce que en muy pocas muestras internacionales se pueden ver, dos Cisitalia 202 Mille Miglia (spider y cerrada), la Maserati 8 CL de Puopolo, de las que hay sólo dos en el mundo, un valioso SS Jaguar 100 Millas, el Lancia Panamericana como el que Fangio corrió y ganó la carrera de México, tres Hispano-Suiza —de los cuales uno de ellos, perteneciente a Pieres, se exhibió el año anterior sin carrocería, solamente el chasis; el trabajo de restauración quedó terminado hace pocas semanas—, un Alfa 1750, el rarísimo La Perle que vive aquí, y enfrente, un Rolland-Pilain.
En medio del salón, a la entrada, un imponente Daimler de faros a carburo usufructúa el lugar de privilegio ganado por la tremenda empresa que logró restaurarlo. Tres blocks se hicieron fundir en Tandil hasta dar con el definitivo que conservara las medidas originales de fábrica. Los faros se mandaron a restaurar a Inglaterra…
Horas dedicadas a cada uno de ellos. Esfuerzos que culminan con la tremenda cara de alegría de cada expositor. O el gesto de satisfacción con que el arquitecto Nicolás Dellepiane, factótum y alma máter del pabellón, recorría una y otra vez la muestra.
Tres horas no alcanzaron para ver todo. Pero era tarde y las luces comenzaron a apagarse. Buby Schroeder salió con Rodolfo Iriarte y nosotros. Todos hablando como obsesionados de lo mismo. Alguien cortó el diálogo: “Si esto mismo se hubiera hecho hace 10 años, ¡qué cantidad increíble de autos habría que agregar! Lástima que los exportaron…”.
Fotos: Archivo Speratti
Notas del Editor
Esta nota fue originalmente publicado en noviembre de 1971, en la edición Nº 291 de la revista Parabrisas Corsa.
Este artículo integra el Volumen 2 del libro “Viven Aquí”, que reúne los artículos publicados por Enrique Sánchez Ortega en su residencia en la revista Corsa.
Toda la información referente a los libros “Viven Aquí” y la forma de adquirirlos se puede encontrar en: www.vivenaqui.com.ar
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El viernes 19 de junio se inaugurará una nueva edición del Salón Internacional del Automóvil de Buenos Aires, también en La Rural. El Club de Autos Clásicos volverá a exponer allí algunos de sus mejores ejemplares, como en ediciones recientes.
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