Poderosa Norton

20/Dic/2016

Una patada con la pierna derecha y el motor responde con un «put-put-put» grave de su único y enorme cilindro, contando las rotaciones. Poco tiempo atrás habíamos oído el mismo acento de vieja moto inglesa en el cine y ahora sentimos las vibraciones en vivo. Estamos en compañía de la respetable «La Poderosa», o mejor dicho, una de las tres motocicletas Norton 500 que fueron preparadas para la filmación de la película «Diarios de Motocicleta», que se estrena el jueves en Rio de Janeiro.

El film cuenta las historias de un viaje a través de Sudamérica, realizado en el año 1952 por Ernesto Guevara (antes de convertirse en «El Che») y Alberto Granado. Se trataba de dos jóvenes aventureros argentinos intentando viajar a lo largo de 10.000 kilómetros montados en una trajinada moto, bautizada como «La Poderosa II».

Para alegría de quien gusta de las motos antiguas, la producción decidió ser bien fiel a los hechos y contrató a Gustavo Agra, un mecánico de Buenos Aires, especializado en máquinas inglesas clásicas. Comenzaba ahí una gymkhana para recrear a La Poderosa en los sets.

La primera tarea fue descubrir el modelo exacto de la moto original. «La única certeza que teníamos es que viajaron en una Norton 500 usada, pero ni Granado sabía el año exacto», cuenta Agra, que estuvo en Rio coincidiendo con el prosterno de la película, la semana pasada. Con algunas pistas aportadas por la memoria de Granado y detalles sacados de fotografías, Agra concluyó que la moto del viaje fue fabricada en 1939.

¿Pero dónde se podrían conseguir las Norton 500 de esa época? «Encontré una motocicleta de esas funcionando pésimo, otra olvidada en el sótano de una fábrica y la tercera en una barriada humilde de Buenos Aires», cuenta el mecánico.

A partir de ahí fueron solamente dos meses para transformar los restos en copias perfectas de «La Poderosa». Una fue modificada para tener más polenta, otra para conseguir una mayor velocidad final (cerca de 135 km/h) y una tercera, ya de los años cuarenta, servía para llevar cámaras, ya que era la única con suspensión trasera.

Otra de las tareas fue metamorfosear dos Suzuki 650 Savage (del año 1996) en Norton, para las escenas de acción más violentas. «Siempre pensamos en hacer todo sin poner en riesgo a las motos antiguas. Todo lo que se tenía que romper en las escenas fue hecho por nosotros», cuenta Agra, mostrando una conciencia preservacionista rara en producciones de cine o televisión.

Asi fue que se hicieron 16 guardabarros, 10 faros, tres suspensiones delanteras y algunos tanques de combustible. Las réplicas quedaron perfectas. «Lo más increíble fue el amor que Agra dedicó a la reconstrucción de las motos», asiente Granado, que compró a «La Poderosa» original en 1947.

Sólo un detalle escapa de la realidad. En las primeras escenas «La Poderosa» parece quemar aceite. Ese problema las Norton no lo tenían: las nubes de humo fueron hechas con glicerina.

Luego, durante dos meses los actores Gael García Bernal y Rodrigo de la Serna (Guevara y Granado, respectivamente) fueron entrenados para conducirlas. Ninguna de los dos había manejado anteriormente motos.

Las Norton aguantaron bien los 4.000 km de filmación sobre arena, ripio y hasta con nieve. Las Suzuki sufrieron mucho más en manos de los dobles de riesgo. Luego de las filmaciones, una Norton volvió a las manos de su dueño. Otra viajó a Cuba, ya que será exhibida allí en un museo dedicado al «Che». La tercera quedó en manos de Agra, que fue quien la trajo a Rio. «Hoy es la moto que más uso», cuenta él, dueño de otras cuatro motos clásicas.

La Poderosa original, pobre desgraciada, vivía sobrecargada de bártulos. Granado recuerda que era posible mantener cruceros de 85 km/h sobre el asfalto, pero lo más común fue usarla sobre el ripio, que requería cierta pericia de sus pilotos. Con ella incluso cruzaron la Cordillera de los Andes.

El Che, que antes de viajar con la Norton ya había recorrido buena parte de la Argentina en una bicicleta con motor, registró en su diario: «nuestra primera experiencia en caminos pavimentados fue alarmante: nos quedamos tirados nueve veces en un sólo día».

En una caída la caja de velocidades, que era de aluminio, se fisuró. «No encontramos quien pudiera soldar el material», recuerda Granado que, siempre que era posible, reparaba la moto con alambre.

En la película, «La Poderosa» es vendida en Chile y los protagonistas continúan su viaje haciendo dedo. En la vida real, las cosas fueron algo diferentes. «Un año después, mi hermano Tomás consiguió otra carcaza de cambios y cruzó a Chile para rescatar la moto, que cruzo nuevamente la cordillera, esta vez hacia el lado argentino», certifica Granado.

Un día, Tomás quiso visitar a su hermano Alberto, quien a esa altura ya estaba establecido en Venezuela. Para poder comprar el pasaje, acordaron vender la moto. «Estaba en pésimo estado. El negocio fue desmontarla y venderla por partes», dice Granado, un bioquímico hoy jubilado. A los 82 años vive un Cuba y maneja a diario un Lada.

Fotos: Marco Antonio Teixeira y ©Diarios de Motocicleta

(La Norton hotelera publicada en Vaderetro me hizo recordar esta nota que hicimos en el momento del estreno de la película «Diarios de Motocicleta». Fue publicada originalmente en el suplemento «Carro, Etc» del diario O Globo, el miércoles 5 de mayo de 2004).

 

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