Recoleta-Tigre 2021: los personajes

7/Nov/2021

Como era de esperarse el factor humano tomó mayor protagonismo en esta edición 2021 de la Recoleta-Tigre. Luego de la suspensión de la edición 2020 y los tiempos de pandemia, muchísima gente se acercó a la Recoleta, tanto el sábado por la tarde como el domingo a la mañana, para admirar a los autos y las motos veteranas, y el ambiente único de este evento.

Ya en el camino, hubo algo de público esperando los automóviles construidos antes de 1919 frente a la Catedral de San Isidro, bastante más en el punto final, frente al Museo de Arte de Tigre, pero lo más simpático se vio en lugares aleatorios del trayecto, donde se encontraban familias y adultos mayores conmovidos por el paso de la caravana. Otra particularidad es que la avenida Libertador, lado provincia, se veía como una larga sucesión de tribunas naturales en cada café y en cada bar que sacó mesas afuera y recibió a gente atraída por el paso de la caravana.

Y dentro del grupo de participantes se notó el buen ambiente y las ganas de participar de todos ellos. Sucedió la magia del encuentro entre amigos y con gente con afinidades comunes luego de largas temporadas de aislamiento pandémico.Entre los pintorescos personajes de esta Recoleta-Tigre podemos empezar enumerando a algunos de nuestros conocidos. Como Charly Walmsley, que ofició de maestro de ceremonias, bien secundado además en las tareas de llevar al Anasagasti “oficial” a buen puerto por “Bubby” Senerchia, quien se vistió con un delantal con toda la “pátina”, obsequiado hace ya muchos años por una señora mayor que se enamoró de los autos participantes en una de las primeras ediciones de la Recoleta-Tigre.

Otros que despertaron simpatía entre los espectadores fueron los bomberos del camión Ford T y sus atuendos de vigilantes del fuego de época, así como también se caracterizaron algunas tripulaciones de los automóviles participantes, tanto hombres como mujeres. Incluso hubo niñas y niños vestidos a la vieja usanza, con atuendos formales o pequeños mamelucos. Y claro, los motociclistas, al necesitar buena protección contra el clima, la suciedad y hasta posibles caídas, echaron mano de muchas prendas que a veces coincidían con la época de las máquinas utilizadas.

La cuota movilizadora la aportó un hombre invidente, que anduvo de visita por el parque cerrado. Pasó varias horas entre los autos, dando vueltas sobre cada uno de ellos y recorriendo con sus manos cada una de sus curvas y sus materiales, siempre acompañando el lenguaje de sus manos con un rictus imborrable de felicidad en su rostro.

Fotos: Diego Speratti

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