Diez años sin Gustavo Fosco

27/May/2024

Conocí a varios Gustavo Fosco. De ninguno fui amigo.

Alumno primero, colega después, respetado conocido de ahí en más.

Lo vi por primera vez un día que llegó con su entrega final de diseño, la que resultó su tesis de graduación. Nos asombró a quienes cursábamos dibujo en el CBC de la UBA, allá por un lejano 1985. Algo me dio la certeza de que había elegido bien mi carrera de diseñador industrial.

Tres años después estaba parado delante nuestro como profesor de Diseño 3, cuando nuestra carrera se ponía densa, y debíamos mostrar de qué madera estábamos hechos. Él se encargó de sacarnos el primer lustre. Nos metió a hacer vehículos utilitarios eléctricos como trabajo práctico.

Para 1989 se casó y se fue de viaje de bodas a Europa. Recaló en París y entró a Renault Design de la mano de Patrick Le Quément. Directo al equipo que haría los más brillantes goles, alcanzando los mayores hitos en la mejor época del diseño de productos del rombo. Como anécdota queda que también lo habían aceptado en Pininfarina, y que optó por la terminal generalista francesa.

De allí en más se integró al ecosistema del diseño mundial y fue un jugador importante, hasta alcanzar la dirección de Alta Gama, teniendo a su cargo dirigir los proyectos de naves insignias.

El tiempo lo fue llevando a abrir oficinas de diseño en todo el mundo, y a mudarse otras tantas veces.Al comenzar el siglo XXI regresó a Buenos Aires, para asumir funciones directivas y de comunicación en la filial local. Ya era un legionario con muchas millas recorridas.

Su etapa como directivo fue la que lo llevó a trascender en medios digitales y en el recuerdo reciente, pero su mayor bagaje, talento y experiencia lo adquirió en esos mágicos momentos de la historia de la humanidad en que se producen profundas transiciones tecnológicas o cambios de paradigma. El suyo fue diseñar autos con el método tradicional analógico, y transformar esos trazos emocionales en matemática y esculturas digitales. Lo hicieron con maestría y pudieron transmitir líneas con carisma nacidas sobre el papel. Esto es lo que estamos viendo hoy, directo de puño y antebrazo arremangado por Gustavo. Nos hicimos por un rato de su archivo de trabajos.

Un desgraciado suceso se llevó su persona y su magia a quién sabe dónde, y nos privó de continuar conversaciones, apreciar vehículos o máquinas, o simplemente celebrar su buen trato y clase. Diez años ya, parece mentira.

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2 Comentarios

  1. En una oportunidad vino al curso de diseño de Hernán. En Auto Clásica 2010 me facilitó el encuentro con Patrick Le Quement, juez de esa edición, quien muy amablemnte accedió a autografiarme una revista de cláscios en una nota por los 100 años de Renault. Recuerdo imborrable.

    Responder
  2. Mil gracias Vade Retro por permitirme publicar este homenaje.
    La mejor manera de recordarlo a Gustavo es conectarse con su pasión y talento.
    Sus amigos y colegas celebramos esto.

    Responder

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