Nos llegó la copa

Se fue el Mundial. Nos quedó el cuerpo desorientado esperando el próximo evento relacionado con la selección; el gordo de traje rojo y barba blanca puja para imponerse en el centro de la escena y pretende que nos concentremos en comprar regalos y vituallas para su noche estelar. Pero nosotros sólo queremos seguir viendo videos de Messi con la copa, el tsunami de gente inundando las calles, los festejos de los jugadores, la abuela, los tatuajes, los partidos, los penales, todo otra vez.

Pero “La Scaloneta” pasó, en forma de micro, de Citroën, de Escarabajo o de F100, dejando una huella que no se va a borrar jamás. No sólo por conseguir la tercera estrella, sino por la forma en que se logró, superando a todos los rivales que enfrentó, con pibes de poco más de 20 años inyectando energía en los viejos caudillos heridos de tantas batallas que no habían podido lograr el objetivo final, pero que, desde la Copa América conseguida en el Maracaná (quizás un poco antes), se volvieron a ilusionar y lo volvieron a intentar.

Y es por ellos, por Di María, por Otamendi, por Messi, que las generaciones que tenemos menos de 40 sentimos una alegría inmensa de poder decir que nuestros ídolos contemporáneos también llegaron a lo más alto a nivel deportivo, recordando eternamente al Diego y a los campeones del 86, pero disfrutando en carne propia lo que se siente ser campeones del mundo.

Foto: Federico Da Representaçao