Autocine en el Museo Mercedes-Benz

19/Jun/2020

160 vehículos y un total de 1.600 objetos son presentados en la variada colección permanente del Museo Mercedes-Benz, en Stuttgart, Alemania. La exposición «33 Extras» puede ser uno de los momentos culminantes de cualquier visita: le da vida a la historia de la movilidad personal y la cultura del transporte mostrando detalles que a menudo sorprenden. Entre esos «33 Extras», el número 9 gira alrededor de los cines «drive-in».

La pandemia del coronavirus puede tener derivaciones impensadas. Por ejemplo, no sólo le ha dado un nuevo impulso vital a los autocines, sino que está llevando a reinterpretar las experiencias sociales y culturales. En algunos países es posible ahora tomar parte en ciclos de lecturas, producciones teatrales o conciertos y hasta es posible ser invitade a un casamiento y participar desde el confort de tu propio auto. La ventaja en estos tiempos: incluso en eventos de buena convocatoria se asegura el distanciamiento obligado con otras personas.

Costumbres que traerá esta nueva normalidad: las bocinas o los smartphones pueden ser utilizados para aplaudir, estos últimos con una aplicación especial de aplausos, teniendo en cuenta la voluntad de proteger a les vecines de la polución sonora.

El primer autocine abrió en New Jersey, Estados Unidos, en el año 1933. En Alemania, el estreno de la cinematografía «drive-in» sucedió en 1960, en Gravenbruch, cerca de Frankfurt, ya que por entonces muchos soldados norteamericanos se mantenían en servicio en esa área. El boom de los autocines en todo el mundo tuvo lugar en las décadas de los años 50 y los 60.

En el más simple de los casos un estacionamiento de autos puede ser transformado en un fantástico autocine, pudiendo les espectadores llevar sus alimentos y bebidas a bordo. En los autocines permanentes los vehículos son acomodados de manera escalonada para que todos tengan una visión perfecta de la pantalla y una cafetería puede ofrecer el servicio de catering en auténtico estilo de mediados del siglo pasado. Por supuesto, los grandes hits son el pochoclo y las gaseosas o licuados.

La pantalla de un autocine suele tener un tamaño excepcional y, en consecuencia, un proyector muy potente. La banda sonora se reproduce directamente dentro del vehículo porque de otra forma los altoparlantes deberían tener un volumen muy alto. Los autocines actuales transmiten a los sistemas de audio de los autos a través de una frecuencia de radio VHF. Simplemente hay que «sintonizar el dial» en una frecuencia determinada, y todo está listo para la función.

En otros tiempos era diferente. A veces se ofrecía un parlante mono junto a un cable que debía atravesar por algún hueco de las ventanillas para tener tu sonido individual. Ese altavoz podía colgarse de la misma ventana o ser colocado en algún otro lugar del habitáculo. El parlante «Klangfilm» que se exhibe entre los «33 Extras» en el Museo Mercedes-Benz es un ejemplo de ello. Esta era una marca subsidiaria de Siemens, que fue fundada en la década de los años 20 y se especializó en tecnología de audio para cines. El parlante «Klangfilm» está alojado dentro de una robusta caja de metal fundido. El volumen se podía ajustar a través de un switch. Nada comparable a lo que ofrece el sistema multimedia de un auto actual.

La creciente expansión del automóvil y la libertad que trajo aparejada como movilidad individual contribuyó al éxito del cine «drive-in» desde la década de los años 50 en adelante. Y con ello se desarrolló un capítulo muy especial de la cultura en rededor del automóvil. Sólo la pantalla gigante bajo la luz de las estrellas era de por sí una gran propuesta, Hay que agregarle a eso el confort de estar en tu propio «living» rodante.

Y también el autocine está hecho de verdades, mitos y leyendas… Como todes les espectadores tienen que mirar hacia adelante, nunca falta el «run run» de aquello que imaginamos están haciendo algunes vecines en el confort del espacio privado en el que se transportan.

Más demorados en Argentina y en la mayoría de los países del continente, en cambio, en Uruguay hay al menos tres autocines en funcionamiento, dos en Montevideo y alrededores (Autocineclub en Punta Carretas, Aerolife en el Aeropuerto de Carrasco) y uno en Punta del Este (Autoshow). Está claro que en estos tiempos, los autocines tienen y tendrán un revival como una forma de entretenimiento contemporánea, con la posibilidad de subirse al auto y escapar de las «cuatro paredes».

Fotos: Prensa Daimler

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