Día ciento veintipico y seguimos con las memorias…
Creo no equivocarme pero la primera y única vez que me senté a la mesa en el bar Pepino fue allá por 1995 para una entrevista laboral, una vez desvinculado de aquella empresa en la que había conocido circunstancialmente al viejo piloto de Azul, don Pedro Álvaro.
La mención viene a cuento de la revelación de la existencia allí de una mesa de parroquianos especialistas en vehículos de transporte público, en referencia al túnel subfluvial. Es bueno saberlo en esta época donde florecen los especialistas en todo tipo de disciplinas, para saber dónde dirigirse en caso de duda.
Recuerdo vagamente el día que mi padre, en uso de sus libertades individuales y flamante poseedor del Chevrolet 400 Súper Sport ya mentado, decidió que era hora de sacar a pasear los 155 caballos del 4100 por los caminos de la patria. Tengo en mi cabeza un viaje por Córdoba en plan familia gitana, en campamento improvisado y la visita al recién inaugurado túnel subfluvial, pero si hago cuentas suena muy raro que se hubiera tomado tantos días seguidos de folga para hacer todo, considerando que cualquier tournée implicaba un paso obligado por Elortondo para retirar y devolver a «la nonna» y de paso mojar los pies en las procelosas aguas ricas en iodo del Balneario Melincué, arrojándonos por el recientemente estrenado tobogán gigante.Es probable que todo haya coincidido con el Carnaval de 1970, y que Don Victorio haya metido kilómetros cual «Colorado» Figueras, el periodista, en operativo especial en un Buenos Aires-Elortondo-Rosario-Santa Fe-Paraná y retorno. Como los registros fotográficos (y mentales) no cierran del todo hablaremos de lo concreto: ¡el túnel!
Durante mucho tiempo, aún después de la inauguración del puente que une Uruguaiana con Paso de los Libres en la que según imágenes del AGN alguno de los Packard presidenciales cruzó la frontera, subsistía para nuestras fuerzas armadas la hipótesis de conflicto con Brasil. Esto justificaba la inexistencia de conexiones físicas terrestres entre la Mesopotamia y el resto del territorio nacional.Después del derrocamiento de Perón en 1955 y congelado el bloque ABC (Argentina-Brasil-Chile) que planteara en 1953, sería recién en 1960 (salidos de la epidemia de polio y entrando en la del «Mal de los Rastrojos») que los gobiernos de Entre Ríos y Santa Fe aprovechando la potestad provincial sobre el lecho del río marrón pondrían fin al aislamiento de la región. No contentos con hacerle pito catalán a los sucesivos gobiernos nacionales, los gobernadores Uranga y Sylvestre Begnis llevaron adelante un proyecto sorprendente por la tecnología empleada para su construcción (para más detalles sugiero ver el documental con la historia completa). El túnel se inauguró finalmente el 13 de diciembre de 1969 y para la ocasión el Correo Argentino emitió una serie de sellos conmemorativos del acto junto con sellos alusivos a otras obras de infraestructura en marcha para la época, que pude recuperar de un contenedor de reciclables de mi cuadra.
Lamentablemente, para el 50º aniversario de la inauguración no hubo sello conmemorativo. Imagino que los creativos llegaron cansados al final del 2019, después de pergeñar el pack zodiacal 2019 y el sello conmemorativo del chancho en el horóscopo chino, según consta en la web de la empresa.De paso también rescatamos algunas referencias cartográficas y datos extraídos de la» Guía de Viaje Zona Nordeste» editada por el ACA con el auspicio de YPF en 1946, junto con el sello postal conmemorativo del Puente Internacional.
Fotos: Alejandro Tasso y Archivo General de la Nación
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